Había una vez un equipo de rugby...

Hace no muchos años (veinte, veintipico... será mucho?), en Buenos Aires, había un equipo de rugby que estaba destinado a darle el ascenso a su club. No era gran cosa, era un ascenso a Segunda División. Pero para ese club sí era mucho. Habían pasado demasiados años desde las épocas de gloria. Ese equipo era el que todos en el club querían ver. Los domingos a la tarde la tribuna de la cancha principal se colmaba más que cuando jugaba la superior. Era la máquina de "Cacho Varela".

Yo tuve la suerte de jugar en ese equipo y de ser protagonista de su historia. Yo tuve la dicha de verlo ascender a los cielos y descender a los infiernos. Tuve la fortuna de aprender de muy joven sobre el amor, la amistad, el sentido de equipo pero también acerca de egoísmos y traiciones.

Hoy, después de muchos años, quiero homenajear ese equipo. A todos los chicos ya no tan chicos. A los que están y los que ya no están. A los entrenadores que nos enseñaron a ser grandes y que invertían su tiempo en nosotros sacándoselo a sus familias. A aquellos que sin querer traicionamos por dejarnos manipular. Al Club que me regaló las horas más lindas que guarde en mi corazón. Para que quede el recuerdo durante mucho tiempo, para que nos podamos reencontrar a través de este recuerdo, para los que ahora tienen 15, 16, 18, 20 y están viviendo esta misma historia. Y, quién sabe, capaz que en este recorrido hasta me cruce con alguien que recuerde esos partidos!

A todos, vaya mi mejor recuerdo a través de este, mi modesto homenaje.