Arias

A Arias, aparte de llamarlo por su nombre de pila, le decíamos "El Negro". En todos los equipos de rugby hay un jugador al que se lo apoda "El Negro". Es más, en cada club debe haber uno por equipo, así que hay que llamarlos "El Negro + el apellido". Son esos apodos medio entre tontos y cariñosos que los compañeros le ponen a uno. Siempre digo que un tipo que tiene un apodo es un tipo querido entre esa gente. Si te llaman a secas por el nombre (o peor, por el apellido) es por que con vos está todo bien, pero podría estar mejor.

A Javier lo recuerdo muy bien. Ha sido un tipo con el que pegué buena onda desde temprano, digamos. En algunas éramos muy culo y calzón, de andar siempre juntos. Y no sólo lo recuerdo muy bien a él, sino también a su familia. Especialmente a su viejo, Adolfo (creo que era Adolfo, sí. Sino que me disculpe!) , que siempre estaba presente en los partidos. Un tipazo, de tratarnos a todos muy pero muy bien.


Con Javier compartimos muchas cosas. Recuerdo especialmente una amistad muy especial que tuvimos con unas pendejas (te acordás de Sandra y Cecilia, Negro?) Una de ellas vivía en su mismo edificio, ahí en Salguero y Charcas. Nos recuerdo en los "asaltos" donde nos deleitaba con su "paso robot" o mas tarde en largas noches de poker en esa habitación que el viejo había construído en el fondo supongo que para que cada uno tuviera su ámbito de privacidad.

También recuerdo que con Javier cometimos, al igual que en su momento con Varela, la injusticia de dejarlo de lado. También como con Cacho, por el simple hecho de dejarnos dominar por quienes no debíamos. Así fué como súbitamente, o no tanto, Javier desapareció de nuestras vidas.

El reencuentro fué en aquella famosa reunión de 2001. Creo que en ese momento los dos quisimos que todo volviera a ser como 15 años atrás y estoy seguro que lo intentamos. Pero ni las cosas son las mismas después de tanto tiempo, ni tampoco nosotros somos los mismos. Debe haber sido por eso que cuando se fué a vivir a Madryn, allá por 2003, las cosas se descubrieron de esa manera.

A veces es mejor quedarse con un buen recuerdo de muchos años. Querer reflotar viejos barcos conduce a peores naufragios.



Dedicado a mi amigo "El Negro" aunque 25 años después se haya animado a decirme que ese apodo no le gustaba.

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